
La Major League Soccer se juega mucho este año, no solamente en lo estrictamente deportivo. La liga -que ya cuenta con 22 equipos- sumará en 2018 a Los Angeles FC y espera definiciones en Miami para poder confirmar a su franquicia número 24, que entraría en la competición antes de 2020.
Mientras todo eso ocurre la MLS espera dar a conocer este año al menos a dos de sus próximos cuatro clubes. Una docena de ciudades presentaron sus candidaturas para la próxima ronda de expansión de la liga. Ellas son Charlotte, Nashville, Indianapolis, Detroit, Phoenix, St. Louis, Raleigh/Durham, San Antonio, Sacramento, Cincinnati, Tampa Bay/St. Petersburg y San Diego.
En esta primera entrega estudiamos a tres de esas postulantes.
DETROIT
Detroit, la antigua capital de la producción de automóviles en América del Norte, está saliendo de una prolongada crisis económica y social que dejó a los años dorados de la mayor ciudad del estado de Michigan en el pasado. En una gran medida los coches ya no se fabrican en Motor City y eso ha afectado de modo sensible a ese núcleo urbano, que entre 2000 y 2010 perdió a cerca del 25% de su población.
En 2013 Detroit fue declarada oficialmente en bancarrota al acumular un pasivo de más de 20.000 millones de dólares y fue intervenida por las autoridades del estado, una situación que se prolongó hasta diciembre de 2014. En los últimos tres años la ciudad transita sin prisa el camino de la recuperación, acoge a nuevos habitantes y comienza a reciclar su otrora potente actividad económica.
En ese contexto Detroit es una de las 12 candidatas a quedarse con una de las futuras cuatro plazas de expansión en la Major League Soccer. Quienes lideran la iniciativa no son actores menores: el proyecto de inversión está a cargo de Tom Gores (propietario de Detroit Pistons) y Dan Gilbert (dueño de Cleveland Cavaliers). La capacidad económica y los contactos de los amos de dos franquicias de la NBA hacen suponer a muchos que Detroit será prontamente favorecida por la dirección de la Major League Soccer. Pero tal vez sería necesario actuar de manera más cauta a la hora de efectuar proyecciones de ese tipo.
Sin lugar a dudas Detroit es una ciudad importante dentro del mapa deportivo de Estados Unidos. Además de los mencionados Pistons la urbe cuenta con otros tres equipos en las grandes ligas: Detroit Lions (NFL), Detroit Tigers (MLB) y Detroit Red Wings (NHL).
La incipiente reactivación económica atrae a los millennials (el declarado objeto de deseo de la MLS), que regresan de a poco a la ciudad. Como en muchos otros lugares de América del Norte una buena parte de esos jóvenes nacidos durante la década del noventa son aficionados al fútbol, y en Detroit apoyan de manera masiva al Detroit City FC, un equipo que actúa en la National Premier Soccer League, un torneo de cuarta división estadounidense, y que congrega a más de 5.000 aficionados cada vez que juega como local.
¿Qué juega en contra de la candidatura de Detroit?
De acuerdo con antecedentes recientes, como los de Atlanta United FC o Los Angeles FC es correcto imaginar que los propietarios de los cuatro próximos equipos de la Major League Soccer tendrán que abonar una expansion fee de al menos 150 millones de dólares, algo que no debería resultar un obstáculo complicado de superar para Gores y Gilbert.
Las cosas se dificultan un poco más cuando hay que hablar del que sería el estadio específico del potencial equipo de la MLS en Detroit. Aunque existen notables y visibles excepciones, sin un proyecto de estadio propio ninguna candidatura puede prosperar dentro de la máxima categoría. Y, en la abrumadora mayoría de las ciudades que buscan entrar a la liga, los proyectos cuentan -en mayor o menor medida- con el respaldo económico y el financiamiento total o parcial de ayuntamientos u otras corporaciones públicas. ¿Puede Detroit -que apenas asoma la cabeza tras años de recesión y crisis- aspirar a erigir con dinero de los contribuyentes una nueva infraestructura deportiva como la que se requiere para entrar a la Major League Soccer?
El grupo inversor detrás de la postulación de Detroit proyecta construir su estadio en el centro de la ciudad, en las inmediaciones del Ford Field de los Lions y del Comerica Park de los Tigers, en un terreno destinado originalmente a la construcción de una prisión. Los problemas financieros dejaron al centro penitenciario a medio hacer, y los potenciales dueños del equipo buscan que la ciudad les ceda ese solar y les otorgue una serie de descuentos y exenciones impositivas para llevar adelante las obras. Una operación valorada en un total de 300 millones de dólares.
A cambio de ese pack el equipo de la MLS se comprometería a construir un nuevo centro penitenciario en otro punto de la ciudad, y -además de un estadio- erigiría junto a su sede un complejo hotelero y gastronómico, un centro comercial, parkings y viviendas privadas.
Para finalizar la cárcel que quedó a medio construir la ciudad de Detroit tendría que desembolsar unos 170 millones de dólares. Si se aceptara el ofrecimiento del potencial equipo de la MLS desde lo estrictamente económico el gobierno comunal tendría que ‘regalar’ alrededor de 130 millones. Detroit no es exactamente un mercado en el que falten opciones deportivas. Y si hablamos exclusivamente de fútbol, en la ciudad ya existe el pujante equipo de la NPSL. Las cifras que se manejan parecen prohibitivas para muchos de sus contribuyentes, quienes -de a poco- comienzan a no encontrar demasiado sentido a todo el movimiento y a mostrar su oposición a esa idea.
El Detroit City FC congrega a más de 5.200 espectadores cada vez que juega como local, y -a través del crowfunding, o micromecenazgo- renovará el Keyworth Stadium, inaugurado en 1936. Pese a sus escasos recursos DCFC tiene a los hinchas y el apoyo popular. ¿Necesita la ciudad un nuevo equipo?
El club conocido como Le Rouge nació en 2012, y es en los hechos una especie de selección de los más de 30 equipos barriales que existen en Detroit y sus suburbios. DCFC satisface -al menos por ahora- las necesidades de una comunidad que necesita entretenimiento a un precio razonable, aptos para una sociedad en recuperación. El abono de temporada del Detroit City FC equivale a algo más del valor de una entrada de precio medio para cualquier partido de temporada regular en la MLS.
¿FC o SC?
La originalidad no abunda en el ‘ministerio de nombres’ del fútbol estadounidense. La empresa Palace Sports & Entertainment, propiedad de Tom Gores, acaba de registrar a una docena de dominios de internet en los que se juega con diferentes combinaciones del nombre Detroit City Soccer Club, que sería la denominación oficial del club en caso de que la ciudad reciba finalmente una franquicia de la MLS. La firma confirmó a la prensa local esa información. Todos los dominios registrados redirigen de manera automática a palacenet.com.
¿Hay diferencias entre Detroit City FC y Detroit City SC? En principio, muchas. El ‘FC’ -como explicamos- es un club en activo. El ‘SC’ es poco menos que una marca comercial. Pero existen contactos entre ambos partes y en la ciudad nadie descarta que el ‘SC’ compre total o parcialmente al ‘FC’.
ST. LOUIS
Las noticias que llegan desde St. Louis no son alentadoras para la MLS. La población de la ciudad más importante del estado de Missouri rechazó en una votación llevada a cabo días atrás la opción de financiar la construcción de un estadio específico con fondos públicos.
El sufragio fue coincidente con la opinión del gobernador republicano Eric Greitens, quien durante la campaña electoral llevada a cabo el año pasado se opuso a la idea de colaborar con la construcción de una nueva infraestructura deportiva con dinero aportado por los contribuyentes.
El grupo inversor que busca la llegada de un equipo de la MLS a St. Louis pedía un aporte estatal de 80 millones de dólares, aunque finalmente aceptaron la contraoferta de 60 millones, que finalmente fue rechazada por la población.
La ciudad necesita expandir su sistema de transporte público, mejorar servicios e infraestructura en varias zonas y otorgar descuentos y subsidios para las viviendas de propiedad pública. La construcción de un estadio de fútbol con el aporte de fondos públicos es -sin dudas- un gasto suntuario, especialmente para los contribuyentes de menores recursos.
El lamento de la Major League Soccer
«Durante muchos años hemos creído que St. Louis sería un gran mercado para un equipo de la MLS», expresó la liga a través de un comunicado. «Pero la falta de un voto positivo sobre el estadio es claramente una pérdida para la comunidad y un revés importante para la posibilidades de la ciudad en el proceso de expansión».
«Apreciamos el esfuerzo de Paul Edgerley, Jim Kavanaugh y sus socios para llevar a la Major League Soccer a St. Louis», prosigue el texto. «Se concentraron en crear un plan que beneficiara a la comunidad sin generar un costo para los habitantes de St. Louis y llevar a esa región a la liga profesional de más rápido crecimiento en América del Norte».
¿Luz al final del túnel?
El comunicado de la MLS parece haber puesto en la práctica un punto final a las aspiraciones de St. Louis. Sin embargo, el proyecto -de alguna manera- parece seguir vivo.
Tres propuestas de mecenazgo -canalizadas a través de GoFundMe– se pusieron en marcha para intentar conseguir a través de aportes privados los 60 millones de dólares que serían necesarios para poder construir el soccer-specific stadium.
En el área urbana de St. Louis viven casi tres millones de personas. Para conseguir la cifra deseada estas iniciativas tendrían que conseguir que 300.000 ciudadanos hagan un aporte de 200 dólares para asegurar los fondos necesarios para el estadio. Sobre el papel no parece tan complicado. En la práctica lo recaudado está todavía muy lejos de ese objetivo.
NASHVILLE
John Ingram, el inversor que lidera la candidatura de Nashville acaba de dar un paso importante para consolidar sus opciones al convertirse en el accionista mayoritario del Nashville SC, un equipo que comenzará a jugar en la USL (una de las dos ligas de segunda división) en 2018.
A través de su fondo de inversión Nashville Holdings LLC, Ingram se hizo con el mando de DMD Soccer, la empresa que controla al Nashville SC. Detrás de John Ingram se alinean varios ‘pesos pesados’ del panorama industrial del estado de Tennessee. La fusión del ámbito de los negocios con el incipiente equipo de fútbol profesional no hace más que dar solidez a la candidatura de Music City.
El único dato que en la actualidad atenta contra las opciones de Nashville es el hecho de que nunca en esa ciudad existió un equipo de fútbol a nivel profesional, pese a que el lugar ha sido sede de varios partidos internacionales con una interesantísima respuesta de la afición local. Además, el área metropolitana de Nashville es la menos relevante dentro de la docena de postulantes a quedarse con una plaza de expansión en la MLS.
En las últimas horas los enteros de la candidatura parecen haber crecido de manera sensible. El comisionado de la MLS, Don Garber, visitó Nashville días atrás y dijo que la ciudad está «bastante alto» en la lista de 12 postulantes a recibir a un nuevo equipo de la liga. La viabilidad de que una franquicia se instale allí se consolidó después del 8 de julio, cuando Estados Unidos y Panamá se enfrentaron en el marco de la Copa Oro de la CONCACAF en el Nissan Stadium frente a casi 43.000 espectadores.
«Si no tienes éxito con los amistosos o con partidos de competición internacional, no vas a tenerlo en la MLS», sentenció Garber durante su recorrido por Nashville.
Los ‘vikingos’ vuelven a interesarse en la MLS
La gran noticia de última hora es que la familia Wilf -los propietarios de Minnesota Vikings de la NFL, que quisieron tener una franquicia propia en la MLS– se sumaron al grupo inversor liderado por Ingram.
Fotografía: Detroit City FC
Actualizado el 9 de agosto de 2017.