
El 1 de julio Nashville FC se convirtió en el equipo número 32 de la USL -la competición reconocida como la ‘tercera división’ norteamericana-, que en los últimos cinco años consiguió duplicar su número de participantes.
No hay por qué negarlo, la United Soccer League se benefició enormemente de su asociación con la MLS. La USL es hoy el canal que utilizan las franquicias de la ‘primera división’ para dar minutos de competición a jugadores juveniles, en lo que podrían ser definidos como ‘equipos de reserva’ de la Major League Soccer. La Galaxy II, Bethlehem Steel, Portland Timbers 2… Apenas los nombres de tres de las filiales de equipos emeleseros que compiten en la ‘tercera categoría’.
Pero la USL es bastante más que un torneo de equipos filiales. La liga está presente en mercados importantes como San Antonio, St. Louis y Sacramento (todos ellos con aspiraciones declaradas de entrar a la MLS próximamente). Louisville, Tulsa, Rio Grande Valley y Nashville son otros de los mercados recién llegados al redil de la ‘tercera división’.
La MLS y la North American Soccer League -el equivalente a la liga de ‘segunda división’ en Estados Unidos y Canadá– apuntan a instalarse en grandes ciudades, donde en general se encuentran dura competencia en otros deportes.
La USL, en cambio, planta bandera en mercados más pequeños, que no cuentan con equipos profesionales de fútbol, y que -como máximo- no tienen más de un par de franquicias deportivas profesionales en su entorno. El espectro de posibilidades para la United Soccer League, entonces, es mucho más amplio.
De momento no existe ninguna intención oficial de poner freno a la explosiva expansión de la USL. Pero en una entrevista recientemente concedida a la web Empire of Soccer el presidente de la liga Jake Edwards dio a entender que -tras sumar nuevos equipos en las temporadas 2018 y 2019- el crecimiento del torneo podría detenerse al alcanzar las 36 o 38 franquicias.
Teniendo en cuenta su actual grado de desarrollo y potencial Edwards no oculta su intención de que la USL sea reconocida por la federación estadounidense como una liga de ‘segunda división’. «Nos fijamos el objetivo y aspiramos a ser una de las mejores ligas de segunda división del mundo», expresó a EoS.
Los deseos de la competencia tienen un sustento concreto. Los criterios que emplea la federación estadounidense para conceder a sus diferentes ligas la condición de Division I, Division II o Division III están vinculados -entre otros factores- al grado de inversión de los equipos participantes, a la calidad y dimensión de sus estadios, a la presencia que cada torneo tiene dentro de la geografía norteamericana y -tal vez de forma más importante- a la cantidad de público que esas competiciones congregan.
Mientras la USL puede exhibir con orgullo equipos de enorme atractivo popular como FC Cincinnati (que llegó a reunir a 20.000 aficionados en su estadio, como puede apreciarse en la fotografía) o Sacramento Republic FC, la NASL está en un momento difícil de definir.
En este momento la North American Soccer League contiene a 12 equipos, tras la reciente incorporación de Puerto Rico FC. Si las cosas avanzan de acuerdo con lo establecido en diciembre la liga perderá a Minnesota United FC, aunque sumaría en 2017 a San Francisco Deltas, el primer equipo de la Costa Oeste de esta segunda encarnación histórica de la liga.
Las diferencias entre la USL y la NASL en cuanto a la cantidad de equipos participantes y distribución geográfica de sus equipos son enormes. Pero -además- la actual ‘segunda división’ comienza a ver una palpable retracción en algunos de sus equipos más representativos.
New York Cosmos -el mascarón de proa del torneo- analiza dejar el Shuart Stadium para mudarse a una cancha más pequeña, mientras aguarda que las autoridades del estado de Nueva York aprueben su plan para levantar un estadio específico.
El equipo de Fort Lauderdale Strikers -otro histórico de la liga- acaba de anunciar que deja el vetusto Lockhart Stadium (con capacidad para más de 20.000 espectadores) para instalarse en el Central Broward Regional Park, con capacidad para 5.000 aficionados, ampliable hasta 10.000. Para colmo de males, Miami FC -el nuevo gran proyecto de la NASL– no consigue generar el entusiasmo deseado en su temporada de debut. Y la continuidad del Rayo OKC -la filial estadounidense del Rayo Vallecano– está en duda a mediano plazo tras el descenso del club madrileño.
Al tiempo que la NASL reclama a viva voz su deseo de ser homologada por la U.S. Soccer como una liga de Division I, la USL le pone las cosas cada vez más complicadas, al punto de amenazar si situación como torneo de Division II.
Fotografía: USLsoccer.com