La Copa América Centenario fue presentada como un torneo excepcional, no por su calidad aunque sí por las condiciones y el lugar de su organización. Por primera y única vez Estados Unidos -se dijo- sería la sede de un torneo de selecciones que incluirían a los equipos nacionales de todas las federaciones sudamericanas, además de seis representantes de la CONCACAF.
Cuando todavía no se ha completado la primera jornada de la Copa América Centenario ya hay quien impulsa que el modelo y la sede que se usan en 2016 se repitan de aquí en adelante.
De acuerdo con un despacho de ESPN Deportes firmado por el periodista Rafael Ramos Villagrana CONCACAF y CONMEBOL ya habrían alcanzado un principio de acuerdo para fusionar la Copa Oro y la Copa América, los dos máximos torneos de selecciones de ambas confederaciones del continente americano.
La nueva Copa América/Copa Oro dejaría de rotar su sede. Tal como ocurre actualmente en CONCACAF la sede permanente de la competición sería Estados Unidos, país que organizaría el certamen cada cuatro años.
Un funcionario de CONCACAF cuya identidad no fue revelada por ESPN habría señalado que «CONMEBOL pidió dar su respuesta una vez que finalice la actual Copa América Centenario». La misma fuente mostró confianza en que la Confederación Sudamericana aprobará esta medida en su próximo Congreso.
Ambas confederaciones estarían de acuerdo en que una Copa organizada por Estados Unidos de manera permanente sería conveniente desde el punto de vista logístico, de acuerdo con lo mencionado por el artículo periodístico. CONCACAF y CONMEBOL se beneficiarían de la infraestructura y la capacidad organizativa de Estados Unidos.
La realidad en CONCACAF ya está definida. Sus selecciones viajan cada dos años a Estados Unidos para disputar la Copa Oro. ¿Aceptarían las federaciones sudamericanas ceder su potestad de organizar la Copa América para convertir a Estados Unidos en la única opción en los años venideros?
El primer personaje público que se mostró en favor de que se fusione la Copa Oro con la Copa América fue Jürgen Klinsmann. El alemán, además de seleccionador, es el ‘director técnico’ (el encargado del diseño del sistema formativo y de las distintas competiciones) de la federación de Estados Unidos.
«Sería enorme para nuestra región poder jugar la Copa América cada cuatro años», señaló Klinsmann. «Sería muy bueno para los mejores equipos de la CONCACAF. Apoyaría esa medida de manera inmediata. Sería absolutamente fantástico poder crecer y competir frente a las mejores selecciones de Sudamérica», sentenció.
Las últimas ediciones de la Copa América (Argentina 2011, Chile 2015) fueron un negocio ruinoso para las selecciones participantes. La ‘edición Centenario’ que se está llevando a cabo en Estados Unidos representa un cambio radical en ese sentido. No solamente los equipos participantes cobrarán (cobraron ya en algunos casos) en tiempo y forma, sino que sus beneficios económicos crecieron en comparación con los torneos organizados con anterioridad en Sudamérica.
CONCACAF parece tener todo listo para fusionar su Copa Oro con la Copa América. Y tiene en Estados Unidos al que probablemente sea el país con mejor y más moderna infraestructura del mundo en cuestión de estadios, transporte y hotelería. La pelota ahora está en el patio de CONMEBOL, una confederación empobrecida y dividida en lo político. Un ‘sí’ sudamericano puede no ser tan sencillo de conseguir, a juzgar por las recientes declaraciones del presidente de la federación uruguaya, que considera como un error haber llevado la Copa América Centenario al norte del continente.