Aunque al jefe del cuerpo técnico del equipo celeste le cueste reconocerlo el juego de New York City FC está en crisis. Siete partidos después de haber iniciado la temporada 2016 NYCFC acumula seis partidos consecutivos sin ganar. Una estadística nada alentadora, no demasiado alejada de la que puede exhibir en este momento New York Red Bulls, dueño del peor registro en esta temporada regular.
«Estoy frustrado y decepcionado», dijo Patrick Vieira en la tarde del sábado luego de que su equipo perdiera por 2-0 frente a Philadelphia Union. Acto seguido, el exinternacional francés pronunció la contradicción que define la situación actual. «Creo que tendríamos que regresar a New York con algo [con algún reconocimiento] debido a la manera en la que jugamos», se lamentó el técnico que, a la vez, reconoció los errores principales de su escuadra: «No concedemos goles, entregamos goles. Y creamos ocasiones de gol que no capitalizamos.»
Vieira pone sobre la mesa el debate de toda la vida -acentuado en los últimos años- en el fútbol mundial. Posesión y efectividad no son conceptos contradictorios o excluyentes. Muchos equipos a nivel local e internacional demostraron en la última década que de la mano de ambos conceptos y en un marco de juego orgánico, naturalizado por los futbolistas, se puede producir gran fútbol.
El problema nace cuando la posesión del balón es todo y no aparecen otros condimentos en el terreno del juego. Y eso es lo que ocurrió el sábado por la tarde en el Talen Energy Stadium, donde el NYCFC de Vieira controló la pelota durante el 65% del partido pero solamente registró un disparo al arco del Union. Un conjunto de Philadelphia que no es ninguna maravilla táctica, pero que es conciente de sus limitaciones y de su potencialidad, y que anoche -como quien no quiere la cosa- se fue a dormir como líder de la Conferencia Este.
Desde el primer partido de NYCFC en 2015 (la temporada de debut del club) la defensa es el gran punto débil del equipo. Pasó Jason Kreis, quien a lo largo de todo el año pasado sufrió con las malas elecciones de mitad de cancha hacia atrás al conformar el plantel (errores totalmente atribuibles al entrenador en varios casos). Llegaron Vieira y sus colaboradores -junto con varios nuevos jugadores- pero nada cambió de manera radical. De hecho, todo se sigue pareciendo mucho a lo que el conjunto radicado en El Bronx ya nos mostró con anterioridad.
La dupla de centrales formada por Frédéric Brillant y Jason Hernandez no funciona. Al menos no lo ha hecho en los últimos encuentros. Las desinteligencias entre ambos defensores son una constante. De una buena temporada en 2015 hoy el arquero Josh Saunders parece haberse sumado a ese clima de confusión general que impregna al fondo de New York City FC. Andoni Iraola sorprende por su bajo rendimiento en su posición natural de marcador de punta por la derecha. Y en la otra banda Rónald Matarrita entusiasma con su despliegue, aunque a veces el equipo pague su poco apego a la táctica.
«El equipo realmente respetó el plan de juego», explicó Vieira. «Creamos suficientes ocasiones; el único problema es que no pudimos marcar gol.» En el segundo tiempo, cuando ya estaba perdiendo por 2-o, el cuadro neoyorquino no generó más de un par de situaciones que verdaderamente inquietara a la defensa de Philadelphia Union.
En el complemento la falta de puntería de Khiry Shelton, Steven Mendoza y David Villa aumentó, en el mismo grado en el que lo hizo la frustración de todo el equipo sobre la cancha. En los últimos 20 minutos de juego la actitud de NYCFC fue la de un equipo abatido en lo físico y completamente desorientado en lo futbolístico.
«Cometimos algunos errores que no deberíamos hacer en este nivel», prosiguió Vieira. «Pero, por otra parte, porque creamos más de lo que concedemos -mucho, mucho más- creo que merecíamos llevarnos algo de regreso a casa. Cuando analizas el partido puedes ver que controlamos el juego y creo que con mucha distancia fuimos el mejor equipo esta tarde», analizó el head coach de la franquicia neoyorquina.
«No fuimos lo suficientemente implacables frente a nuestro arco, o en los últimos 20 o 30 metros para poner la pelota adentro de la portería contraria.» Además de fútbol Patrick Vieira pide más personalidad a sus jugadores en la cancha, y acierta de lleno al expresar un reclamo que ya está en boca del aficionado.
«Estoy realmente complacido con la manera en la que Tommy [McNamara], Mikey [Lopez], [Kwadwo] Poku y [Federico] Bravo jugaron», manifestó también Vieira sobre los volantes que empleó el sábado. NYCFC optó por reservar a Andrea Pirlo y mantenerlo fresco para el partido del miércoles ante Montréal Impact. L’Architetto sigue planteando desafíos para el armado del mediocampo de NYCFC.
Patrick Vieira propone como esquema-base el 4-3-3. Su once de gala hasta ahora incluyó un centro del campo formado por Mix Diskerud, Pirlo y McNamara. La gloria italiana queda enormemente expuesta en ese sistema. Su capacidad defensiva es muy limitada, y esa condición abre la tranquera para los ataques de los equipos rivales.En líneas generales Bravo parece una opción mucho más segura para ese tipo de juego.
Si NYCFC necesita que Pirlo sea titular el sistema 4-3-3 termina siendo una trampa. Los mejores encuentros del exjuventino en 2016 ocurrieron cuando tuvo al exBoca a su lado. Bravo haciendo todo el trabajo sucio que Pirlo ya no puede hacer, dejando al italiano la tarea de la distribución del balón. Un 4-2-3-1 no solamente le daría más seguridad defensiva al equipo, sino que puede dar espacio para que el #21 explore con mayor tranquilidad el terreno rival.
New York City FC es un rompecabezas que no cualquiera puede armar. Quedó claro el año pasado, y esa sensación se confirma esta temporada, en la que comienza a flotar cierta sensación de desencanto con la performance de Vieira al frente del equipo.
Hay una buena cantidad de trabajo por hacer en el campamento celeste. Primero, para sacar al equipo de los últimos escalones de la tabla del Este. Segundo, para ponerlo en una situación razonable que le permita sentirse un contendiente serio dentro de la temporada regular. Tercero, para lograr que el equipo juegue bien. Sea con una posesión abrumadora o sin ella. Pero marcando goles y defendiendo de una manera un poco más decente, que -al fin del cuento- es lo que termina depositando a un club en la postemporada en esta liga.
Como si de una antigua clase de filosofía se tratara, Vieira navega lo mejor que puede en este momento entre el ‘ser’ (lo que su equipo efectivamente es sobre la cancha) y el ‘deber ser’ (lo que le gustaría que fuera).
Crédito Fotografía: Derik Hamilton-USA Today Sports