Pocos días atrás la Junta de Gobernadores de la MLS dio -tras casi dos años de espera- el visto bueno al equipo que David Beckham planea tener en Miami. Luego de que fracasaran las opciones de construir un estadio específico en el puerto de Miami, en el litoral marítimo de la ciudad y el Little Havana el inglés y sus socios finalmente consiguieron la aprobación para radicarse en el barrio de Overtown, una de las zonas más postergadas del sur del estado de Florida.
En medio del debate político que afecta a este tema desde que fuera anunciado en febrero de 2014 hay quienes respaldan la elección de Beckham porque ven en ese proyecto la posibilidad de mejorar el perfil de esa zona. Pero el sentimiento no es compartido por quienes viven en ese lugar. Los vecinos de Overtown temen que la llegada del estadio y de nueva infraestructura transforme al alza y de manera irreversible el valor de mercado e impositivo de las viviendas que hoy ocupan.
El diccionario español recoge el término inglés gentrification y lo transformó en gentrificación, el proceso por el cual la población de un barrio pobre es paulatinamente desplazada por gente de mayores recursos a medida que la zona en cuestión es renovada o mejorada. La gentrificación (el temor a esa dinámica) fue uno de los factores que terminaron por voltear la opción de construir en las inmediaciones del Marlins Park. Hoy esos recaudos vuelven a surgir en Overtown.
Los vecinos -afectados desde hace años por problemas de desempleo, caos de tránsito e inseguridad- miran con recelo las promesas de mejoras de infraestructura que proponen los propietarios del grupo inversor.
Miami Beckham United asegura que no aumentarán los embotellamientos en Overtown cuando el equipo juegue en casa. La futura franquicia confía en poder convencer a sus aficionados para que utilicen el transporte público (esencialmente el Metrorail, que cuenta con una estación a pocas calles de donde se levantaría el SSS). Esa posibilidad, sumada a las 7000 plazas de estacionamiento que existen en los alrededores del estadio hacen pensar al equipo de fútbol que no será necesario construir bloques de parking dentro o junto al futuro estadio.
Otros temores que los habitantes del residencial barrio de Spring Garden (muy próximo al proyectado emplazamiento de la cancha) expusieron en una reunión abierta celebrada días atrás cuestionamientos que se vinculan con la altura que tendrá el estadio -y la consiguiente merma de luz solar para sus vecinos- y el aumento de tráfico de autobuses en los días en los que el equipo de Beckham juegue en su estadio.
Overtown y Spring Garden forman un núcleo histórico que ya ha conseguido rechazar a través de la justicia la construcción de una prisión y de una nueva línea de trenes. El Grupo Beckham está poniendo todas sus promesas por escrito para conseguir la conformidad de quienes allí viven. Pero la ciudad de Miami tiene que aprobar una rezonificación de los terrenos necesarios para levantar el estadio y el corte de una cuadra de la calle 7 antes de que el futuro equipo de la MLS pueda iniciar de manera oficial las obras. Eso implica una larga serie de audiencias y reuniones públicas que Tim Leiweke (el negociador en jefe del club en gestación) deberá afrontar antes de conseguir el sí definitivo al proyecto.
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