La selección femenina de Estados Unidos perdió por lesión a la volante Megan Rapinoe. No solamente para el resto del Victory Tour, sino también durante prácticamente toda la temporada 2016 de la National Women’s Soccer League, y -más importante todavía- los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
La rubia futbolista del Seattle Reign FC -campeona del mundo con el USWNT este año- se desgarró el ligamento cruzado de su rodilla derecha durante un entrenamiento del equipo nacional el pasado viernes, horas antes de un encuentro amistoso en Hawai frente a la selección de Trinidad y Tobago.
La federación estadounidense confirmó la lesión a través de una resonancia magnética, y de momento no hay un plazo estimado para la recuperación. Las futbolistas y el cuerpo técnico de la selección acreditan la lesión al mal estado del campo de entrenamiento. Y también cuestionan el estadio de Honolulu en el que el pasado domingo tendría que haberse jugado el amistoso frente al equipo caribeño.
La baja de Megan Rapinoe fue la gota que colmó el vaso de la selección femenina estadounidense. La californiana no se lesionó en un terreno de juego artificial, sino en uno natural, que se encontraba en pésimas condiciones. El partido en Hawai fue suspendido unilateralmente por el conjunto de la entrenadora Jill Ellis porque la cancha del Aloha Stadium no alcanzaba las medidas reglamentarias y los mínimos deseables para un partido de ese nivel. El turf -la alfombra con la que se cubren muchos de los estadios en América del Norte- presentaba agujeros y estaba despegada en varios sectores del estadio.
La U.S. Soccer no había revisado previamente las condiciones del estadio o del lugar de entrenamiento. Una situación que generó una dura reacción de Alex Morgan, nueva estrella del Orlando Pride. «Los campos de entrenamiento que nos dieron y la superficie de juego eran horribles. Esto es duro, porque nadie -salvo nosotras- nos va a proteger. Nos ponen en una situación muy complicada, porque queremos jugar delante de nuestros fans y queremos entrenar antes de nuestros partidos. Las lesiones ocurren cuando no te cuidas o cuando quienes están por encima de nosotros no nos cuidan», señaló la futbolista.
«Este equipo necesita expresarse más», agregó la jugadora más popular de Estados Unidos. «Tenemos que opinar sobre si este tipo de situaciones son buenas para nuestros cuerpos y tenemos que decidir si queremos seguir jugando en lugares donde los equipos masculinos no vendrían a jugar.»
«La federación nos dice que el tamaño y el estado de la cancha son las primeras cosas que miran cuando deciden enviarnos a jugar a un estadio. No entiendo entonces por qué 8 o 9 de nuestros 10 partidos en el Victory Tour fueron programados en canchas de césped artificial. La selección masculina no ha jugado sobre césped artificial este año, no tuvieron ni un sólo partido sobre césped artificial», se quejó Alex Morgan.
El Victory Tour es una gira de diez partidos en diferentes ciudades estadounidenses, para celebrar el campeonato del mundo obtenido este año en Canadá por el equipo femenino. Que la futbolista más importante de la actualidad cuestione de una manera tan directa a la dirección de la federación no es algo que pasa de manera liviana o inadvertida.
«Lo que espero es que juguemos en canchas reglamentarias en términos de tamaño y superficie. Eso es lo que espero de la federación estadounidense», dijo Ellis tras el fiasco de Honolulu. «No entiendo qué proceso sigue la U.S. Soccer. Espero que la calidad del terreno de juego sea el primer criterio a tener en cuenta. Tenemos futbolistas de mucha calidad.»
En términos de títulos el fútbol femenino de Estados Unidos ha producido mucho más, ha ganado mucho más que el que practican los hombres. Pero las condiciones de trabajo de las futbolistas tienen mucho que envidiar a las de sus pares masculinos. Tanto a nivel de selección como en ligas o clubes. No solamente en lo referente al pago, sino también en lo referente a la infraestructura puesta a su disposición.
Rápidamente, la federación de Estados Unidos buscó hacer un control de daños tras la suspensión del encuentro frente a Trinidad y Tobago. En una entrevista concedida al New York Times el presidente admitió que «se cometieron una serie de errores con este partido». Sunil Gulati aseguró que no recordaba que «algo como esto hubiera pasado con anterioridad. Nos equivocamos. No volverá a ocurrir», aseguró el jefe de la U.S. Soccer.
El conflicto escaló alto, hasta llegar al máximo nivel de la política estadounidense. Hillary Clinton, exSecretaria de Estado y actual precandidata a presidente por el Partido Demócrata, se pronunció sobre esta cuestión.
«A diferencia de los equipos masculinos, los equipos profesionales de fútbol de mujeres juegan sobre césped artificial en lugar de hacerlo sobre césped natural», dijo Clinton. «Y en este caso el tema va más allá. Esto se trata de las condiciones de seguridad de la superficie en la que se iba a jugar.»
Para la exsenadora las diferencias entre hombres y mujeres en el fútbol profesional no constituyen un fenómeno nuevo. «Este año, el equipo femenino de Estados Unidos recibió dos millones de dólares por ganar el Mundial, sólo un cuarto de lo que recibió el equipo masculino por llegar a la primera ronda de la Copa del Mundo de 2014.»
Mientras el comisionado de la MLS alienta a que cada una de sus franquicias tengan en el futuro un equipo femenino y la NWSL (que tiene 6 de sus 10 estadios cubiertos con césped artificial) experimenta cierto grado de crecimiento -especialmente desde el anuncio de la llegada del equipo de Orlando Pride– las diferencias entre el fútbol para mujeres y el que los hombres practican están separados por un abismo de distancia.