Una vez asimilada la noticia de que el Rayo Vallecano puso pie en América del Norte al convertirse en el accionista mayoritario del Rayo OKC -la futura franquicia en expansión de la NASL en Oklahoma City– es hora de analizar de una manera más detenida la operación entre el club madrileño y la empresa Sold Out Strategies.
Analistas locales señalan que el anuncio de la creación del Rayo OKC no llegó en el mejor momento posible. La principal fuente de ingresos en Oklahoma City y el resto del estado está vinculada a la explotación del negocio energético. En otras palabras, petróleo y gas natural. La actividad está en pleno retroceso en esa región de Estados Unidos y el la oferta laboral es mucho más grande que la que el mercado puede absorber. Eso equivale a pocos dólares en mano para gastar en programas de ocio (como el deporte) para muchos posibles aficionados.
Si bien el soccer vive un período de popularidad sin comparación en Canadá y Estados Unidos el estado de Oklahoma no es el mayor ejemplo de esa nueva prosperidad que experimenta el deporte más popular del mundo en Norteamérica. En OKC y su zona de influencia el deporte más popular es el football americano, concretamente el que se prectica a nivel universitario. Nada ni nadie puede arrebatarle la condición de preferido, ni siquiera el exitoso Thunder de la NBA. El béisbol de ligas menores (cuya cara visible a nivel local es el equipo de OKC Dodgers) ocuparía el tercer lugar dentro de la preferencia popular, lo que dejaría al fútbol en el cuarto escalón.
Y esa posición no es exclusiva para el recién nacido Rayo estadounidense, sino que -en el mejor de los casos- es algo a disputar frente a otro equipo de fútbol ya establecido en Oklahoma City. El Energy FC -una franquicia de la USL, el tercer nivel de fútbol profesional en el norte del continente americano- comenzará en 2016 su tercer año de existencia. Las demoras que el proyecto original del Oklahoma City FC (hoy bajo el nombre de Rayo OKC) ha registrado desde su primer anuncio generó que muchos de sus potenciales seguidores se unieran al equipo de la camiseta verde.
Otra adversidad para el filial del Rayo Vallecano está vinculada con la ubicación de su estadio. Mientras el Energy juega en el Taft Stadium -en el centro de la ciudad, de fácil acceso gracias al sistema de transporte público- el Rayo OKC será local en el campus de una escuela secundaria en Yukon, fuera de Oklahoma City, a una media hora de viaje en automóvil desde la urbe.
En la rueda de prensa de presentación del nuevo equipo sus responsables aseguraron que el Rayo OKC sería el equipo de la población latina en la ciudad. ¿Otro error? Los hispanos no llegan a ser el 18% de una población urbana total de algo más de 1,2 millones de habitantes. Y el nombre del Rayo Vallecano no representa demasiado para los aficionados de habla castellana en Oklahoma, quienes en su gran mayoría tienen raíces en México o han emigrado desde ese país.
Pese al anuncio oficial y a la presentación del Rayo OKC el ambiente fubolístico estadounidense analiza con bastante escepticismo a este emprendimiento. El comisionado de la NASL, sin embargo, considera como muy positiva la intervención del equipo español en su liga. «Hay que reconocer la participación de Rayo Vallecano en este tema, porque va a ser importante», señaló a la prensa Bill Peterson. «(Rayo OKC) es un club que puede ser muy rápidamente uno de los mejores de Estados Unidos gracias a sus recursos, y me refiero a la experiencia que (Rayo Vallecano) puede aportar.»
Es comprensible que el número uno de la North American Soccer League haya decidido dorar la píldora al Rayo Vallecano, el primer inversor extranjero en esta nueva versión de la liga. Pero Peterson parece estar poniendo demasiado peso y responsabilidad sobre un club pequeño, humilde, sujeto a repentinos cambios societarios que son cada vez más frecuentes en el fútbol español y europeo en general.
Con muchos factores que a primera vista parecen jugarle en contra, el retoño Franjirrojo en Estados Unidos tiene que probar que la apuesta de la NASL, del grupo inversor local y de la directiva vallecana es viable dentro del por momentos agónico desarrollo de la considerada como ‘segunda división’ en el fútbol profesional norteamericano.
Fotografía: Rayo Vallecano de Madrid S.A.D.